Chapter 4. El secreto de Rukia

Hitsugaya, Abarai, Matsumoto e Ikkaku tuvieron que volver a la  Sociedad de Almas a varias reuniones. Mientras tanto, los demás entrenaban sin parar, pues no sabían como ni cuando atacaría Aizen, el traidor del Seireitei; por eso tenían que estar preparados.

Después de entrenar, Ichigo y Rukia volvían a casa. El entrenamiento había sido duro y la joven shinigami estaba agotada. Aún no hacía mucho que había recuperado sus poderes y a su cuerpo le costaba acostumbrarse. Ichigo, en cambio, estaba en plena forma y su cantidad de reiatsu era enorme. De camino a casa, Rukia, sufrió un pequeño mareo, pero Ichigo la retuvo rápidamente..

- Rukia, ¿te encuentras bien?

- Si, solo estoy un poco cansada..

- ¿Por qué no me contaste antes que habías recuperado tus poderes?

- No se... Con todo lo que está ocurriendo no le di importancia

- ¿Como no va a ser importante? Gracias a ti soy lo que soy.. te debo tanto... Y por nada del mundo permitiría que te pasase algo...

A Rukia le sorprendieron tanto como agradaron aquellas palabras.. En el tiempo que llevaba al lado de Ichigo, este nunca se había mostrado tan preocupado ni agradecido hacia ella, salvo cuando la salvó de una muerte inminente en la Sociedad de Almas. Sonrió con disimulo y continuaron su camino sin decir nada más..

Mientras Kurosaki Ichigo cumplía con sus obligaciones familiares, la joven Kuchiki se puso el pijama y se sentó en la cama de Ichigo. Kon, un alma modificada metida en un peluche con forma de león, se sentó junto a ella..

- Nee-san, deberías decírselo - rompió el silencio Kon

- ¿Decirle qué? - preguntó sin mirarle

- Decirle lo que sientes... - insistió

- Creo que tu cerebro de algodón ya no da más de sí...

- Está bien... te dejaré tranquila.. - dijo algo triste

Bajó de la cama y fue a dormir a su sitio... Para cuando Kurosaki volvió, Rukia estaba dormida, en su cama... Se quitó la ropa y se puso el pijama y se acostó al lado de ella, sin despertarla... Apoyó su cabeza en la almohada, sintiendo el agradable olor de su pelo negro... Tuvo que contener las ganas de apretar su cuerpo contra el suyo.... Ninguno de los dos había dormido antes tan bien...

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En otro lugar de Karakura, Chantarelle jugaba un poco con Ibi antes de dormir. Aquella noche su hogar se encaprichaba a ser realmente grande, tanto que lo único que la consolaba era la existencia de aquella ratita.. Se sentí sola, y al mismo tiempo, trataba de infundirse ánimos para continuar...