A veces cuando la miraba se sentía mal al recordar a Nataly, era igualita a su madre... piel rosada, ojos grandes y de un verde tan intenso como el brillo de las esmeraldas, piel suave y un carácter dulce. La muchacha se llamaba Amy Rose y desde muy pequeña fue distinta, el crecer sin su madre dejó un profundo vacío en ella y un sentimiento de soledad que nada llenaba... Creció con Cream, su mejor amiga, al cuidado de Vainilla, que ejerció de madre de ambas. Año tras año, Amy iba viendo como su padre caía cada vez más bajo, derrochando dinero en alcohol y juego, mientras ella se iva convirtiendo en una preciosa dama de modales refinados...
Llegó el día de su 18 cumpleaños y con él, la solución a los problemas de su padre.... La belleza de su hija era conocida en todo el planeta y, como era lógico, tenía varios pretendientes. El conde decidió aprovechar la fiesta para invitarles y así decidir cual era el mejor partido para él y para su hija. Mientras Vainilla lo organizaba todo, él invitaba a la gente, no sin antes darle dinero a su hija para que se comprase un bonito vestido.
Cream y Amy decidieron ir a la ciudad, la más cercana era Ashditu (actual Station Square). Las muchachas entraron en varias tiendas, pero no había nada que les gustase... Finalmente, justo cuando estaban a punto de darse por vencidas, Amy vio aquel vestido en un escaparate... era en tonos rosados, con un bonito escote y unas pequeñas manguitas que caían de los hombros. Le quedaba como un guante, así que se lo compró y salió muy contenta de allí...
De camino al carruaje se chocó con un chico y se le cayeron las bolsas al suelo....
- Oh, lo siento mucho señorita, perdone mi torpeza - se disculpó el joven
- No pasa nada, no ha sido vuestra culpa
- Deje que la ayude - se ofreció él
El desconocido recogió las bolsas del suelo y ella pudo verle a contraluz, era un erizo negro con púas rojas, aparentaba unos 24 y era bastante atractivo. Amy y él se quedaron mirandose el uno al otro hasta que Cream rompió el encanto del momento...
- Señorita Amy, hemos de irnos, vuestro padre nos espera - dijo la conejita tirando de ella
- Muchas gracias por ayudarme con las bolsas... - agradeció - Adiós - dijo dandole la mano
El chofer las ayudó a subir al carruaje y partieron de inmediato hacia Edhany. El erizo olió la mano que ella le había apretado, su perfume era exquisito, y sonrió....
- Nos veremos pronto.. - susurró...
2 comentarios:
WoW...una nueva historia...esto es genial...te lo pido, continua pronto con tu magnifica historia n.n
Aii una nueva historia ^^ espero que la continues proto :)
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